Cuando sube la marea en la marisma de la Ramallosa, cualquier cosa sirve para pasar el rato descansando. Lo curioso de los andarríos, es que durante la bajamar son muy territoriales, de modo que el acercamiento excesivo suele acabar en una pelea. En cambio, durante la pleamar, parece como si hubiese un pacto entre caballeros y el acercamiento es posible.
Acuarela sobre papel Canson Moulin du Roy
30,5 x 40,5 cm