Me atraen mucho los córvidos, desde el punto de vista estético y etológico. Esta acuarela reúne dos aspectos que la hacen especialmente atractiva, el contraluz de la corneja y parte de las rocas, marcado por ese fondo blanco impoluto y virgen del papel y el color anaranjado de los líquenes que se desparraman sobre la roca desnuda. El resultado es un ambiente totalmente costero sin recurrir a un ave típica costera.