Acabo de llegar de Madbird, la feria ornitológica más importante del país y que se celebra, como cada año, en Madrid, en el Paseo del Prado.
La experiencia ha sido espectacular, independientemente de la venta o no de obra. Espectacular por algo que yo, como artista valoro mucho más; el contacto con la gente. A lo largo del año y, salvo algún que otro evento de carácter social, uno se encuentra un poco aislado del mundo en su torreón del castillo pintando y pintando sin tener demasiado contacto humano, más allá de la familia, los amigos de siempre y poco más.
Pero en este tipo de eventos y éste en especial, tienes la oportunidad de conocer en persona, de poner cara, de desvirtualizar a mucha gente que sólo conoces por teléfono o a través de RRSS. Ahí es donde reside el verdadero valor de esta feria, al menos para mí.
Colaborando un año más con la prestigiosa agencia de viajes de naturaleza Ecowildlife Travel, compartiendo espacio y tiempo y, como no, trabajo y más trabajo.
Hemos tenido que ampliar el taller de pintura de una primera sesión a tres más y soy consciente que mucha gente se quedó fuera, os pido disculpas. No he dado más de mi, imposible.